domingo, 15 de marzo de 2009

38 - Crónica de una muerte anunciada.


Corría el año 2001 y JIT intentaba hacer realidad esa andadura que el “Business Plan” prometía tan exitosa. Ya operábamos en la capital con tres almacenes de reparto, pero los teléfonos y la página web bostezaban a la espera de nuevos pedidos. Uno de los comportamientos más habituales esos días era preguntar al inicio de la jornada casi como un mantra : “¿Cuántos?”. Esta pregunta, que realizaban muchos de los empleados de JIT, se refería al número total de pedidos que habían entrado el día anterior. Pero la respuesta de cada día dibujaba una media muy por debajo de los previstos. “Es cuestión de tiempo, hay que esperar a que la publicidad tenga efecto”, afirmaba casi consolándose Mrs. Candy. Pero los inversores y los consejeros comenzaban a ponerse nerviosos. No estaban dispuestos a que su dinero invertido les rindiera tan poco, esto es, no les rindiera nada, sino que tuvieran pérdidas.

Yo, por mi parte, vivía esa mi vida nueva. Tras el arranque inicial, esos meses entrábamos en un estado estacionario donde el día a día consistía en asegurarse de que todo el área de Sistemas funcionaba adecuadamente a la vez que avanzar en el perfeccionamiento del modelo y de la función de este departamento : el ya comentado Plan de Sistemas, las normativas y procedimientos, la renovación de proveedores, etc... Mi horario de trabajo era “reducido” si lo comparamos con el que un par de años atrás tenía : ahora echaba unas 9-10 horas al día, convenientemente repartidas por mí mismo. Es decir, entraba a una hora cómoda (hay que evitar el atasco, teniendo en cuenta además que tardaba diez minutos en llegar desde mi casa), la hora de la comida me permitía regresar a casa y, lo confieso, algunos días echarme una pequeña siesta, luego regresaba a la jornada de tarde unas cuatro horas más. Reuniones, comités, visitas, análisis, revisión de entornos, resolución de incidencias, elaboración de documentos, perfeccionamiento de mis “Excel mutantes” particulares para el seguimiento del día a día, etc. El día a día era bonito, interesante, intenso; pero el futuro comenzaba a ser incierto.

Mientras tanto se analizaba la expansión geográfica prevista : Barcelona. Aunque al principio los inversores llegaron a cuestionar dar este paso, a la vista de los resultados que se iban obteniendo, se les llegó a convencer con el argumento de que había que probar el modelo de negocio en todas sus dimensiones, lo que incluía la operatividad en otros escenarios geográficos. Así que finalmente se decidió abrir en la nueva ciudad. Eso supuso algunos viajes a Barcelona para supervisar la infraestructura operativa de los almacenes, asegurar que las aplicaciones funcionarían correctamente, ampliar la campaña publicitaria a dicha ciudad y llenar los almacenes. Y Barcelona abrió dando resultados similares a los de Madrid.

Pero casi al mismo tiempo se cerró un almacén en Madrid. Nos expandíamos y al mismo tiempo reducíamos infraestructura.

Teníamos clientes, teníamos pedidos, realizábamos entregas de acuerdo con lo prometido. Pero no eran suficientes. Los teléfonos sonaban muy poco. La web enviaba pocos pedidos al almacén. Los repartidores se cruzaban de brazos la mayor parte del día. El pesimismo poco a poco comenzó a ser un compañero más de trabajo en la oficina. Mr. Onelaw y Mrs. Candy comenzaban tímidamente a ponerse nerviosos. El temido "punto de equilibrio" ("breakeven point") quedaba todavía muy lejos. Se revisaron los planes de medios, las inversiones publicitarias, el enfoque publicitario, los costes. Se prepararon nuevos catálogos, con nuevos productos, con nuevas campañas publicitarias. Se aprobaron nuevos gastos, más gastos. Y la cuenta de resultados se resentía cada vez más.

Poco a poco surgieron nuevas iniciativas de diversificación del negocio para aumentar los ingresos y amortizar las inversiones : alianzas y acuerdos con otras empresas buscando sinergias en la red de transporte, en la presencia web en portales y grandes corporaciones de la web, incluyendo JIT como tienda on-line en otros agregadores de tiendas, etc.... En esas iniciativas era necesario realizar un aporte de ideas y se realizó un "brainstorming" entre todos los empleados. No obstante, muchas de dichas ideas fueron desestimadas, sin ni siquiera ser consideradas. El triunvirato, embebido de vanidad y ciego de poder, se alzaba con la exclusividad de los conocimientos del negocio. Esta era una de las características diferenciales que encontré en JIT y que no existían en AC : no se permitían equipos multidisciplinares con aportaciones interdepartamentales de ideas y opiniones. Si yo era de Sistemas, sólo podía saber y opinar de sistemas y de nada servían mis diez años de experiencia en el sector de la distribución comercial y mi conocimientos de dichas áreas de negocio. ¿Qué iba a saber un ex-consultor de logística, de operaciones, de diseño web, de requerimientos del consumidor final, de niveles de servicio, etc...?

(Esa división estanca en departamentos es una lacra que aún persiste en muchas empresas y una de las causas de pérdida de productividad y eficacia, la orientación a funciones y no a procesos de los organigramas, la gestión y la cultura corporativa de las mismas. Concebir a la empresa como un agregado de nichos de poder estancos donde no se permite la aportación y la interacción entre empleados de distintos departamentos y donde incluso se libran guerras de poder con estrategias insidiosas, zancadillas y obstáculos).

Pero las cifras no cuadraban. Al mismo tiempo veíamos cómo la crisis de las puntocom hacía estragos. El caso más célebre que recuerdo era Ecuality que ya a finales del 2000 había suspendido pagos. La burbuja tecnológica había explotado y las acciones de Terra estaban a punto de desplomarse desde lo alto del rascacielos de humo sobre las que se posaban en la Bolsa ( futuro R.I.P.) para morir en esa caída y desaparecer del mercado bursátil.
Había transcurrido 2001 en una enconada batalla por dar salida a JIT, pero los resultados no eran buenos. Un año intenso intentando un imposible.

A finales de 2001 uno de los hitos interesantes en JIT fue la adaptación al Euro. La Navidad de ese año lanzamos los procesos previstos que realizaba la adaptación de los sistemas y la conversión de las bases de datos (básicamente dividir por 166,386 con redondeo a dos decimales en los campos de importe y precio, permitidme que lo simplifique tanto). No fue algo difícil ni complicado, como se puede imaginar, así que el 1 de enero de 2002 ya trabajábamos en euros.

La verdad es que no recuerdo muy bien la cronología de los hechos que fueron sucediendo a partir de este momento, ya iniciado el 2002. Los voy a relatar de forma algo confusa, mezclando unos y otros, anteponiendo en el tiempo unos que en realidad pudieron ocurrir posteriormente. No lo recuerdo en detalle, la verdad : son los mecanismos de higiene mental del cerebro, supongo.
En una lucha desesperada por encontrar una salida se iniciaron contactos para ser absorbidos por un enormísimo ente corporativo de este país. Tras firmar un Acuerdo de Confidencialidad y una carta de intenciones para la adquisición total o parcial del negocio de JIT se inició una “Due diligence”. En ella cada uno de los directores colaboramos aportando al documento general que informaba sobre qué era JIT, de qué constaba, cómo funcionaba, cuáles eran sus cifras, su contabilidad, su inventario, su infraestructura, su estructura. En aquellos momentos ésa era la única luz de esperanza que teníamos. Ser absorbidos, si bien en este tipo de procesos siempre sobran empleados, siempre ruedan más cabezas, de lo que éramos conscientes. Se puso ilusión y esfuerzo en elaborar ese documento. Se pusieron esperanzas en esa posible solución para JIT.

Pero ese intento de ser comprados por algún temerario fracasó y las negociaciones no llegaron mucho más allá de un acuerdo previo de colaboración. Había que tomar una decisión. Los consejeros aconsejaban, los inversores colmaban su paciencia a base de frustrar todas sus expectativas.

Una tarde tras una reunión del Consejo, vimos que Mr. Onelaw, que había entrado a la reunión, no salía. Salieron todos, Mr. Vito, los consejeros, la secretaria del Consejo, Mrs. Candy, Mr. Bombo. Pero Mr. Onelaw no. Había salido un rato antes, abandonando la reunión, abandonando la oficina, mientras los demás trabajábamos. Las caras de Mrs. Candy y Mr. Bombo lo decían todo : Mr. Onelaw había sido despedido fulminantemente y Mr. Bombo asumía el puesto de director general en funciones.

Pocas semanas tardó Mrs. Candy en desfilar igualmente por la pasarela del despido. Igual que su jefe, abandonó la oficina casi sin despedirse (me la imagino recordando las felicitaciones que Mr. Vito le realizó unos meses antes elogiando su excelente trabajo y la magnífica campaña de medios que había dirigido y puesto en marcha). Ya iban rodando las primeras cabezas. Sintiéndolo mucho muchos pensábamos que ésas eran las cabezas que tenían que rodar y además en ese orden. Al mismo tiempo concebíamos que certera posibilidad de que las nuestras fueran las siguientes.

Así se inició un proceso irreversible. Sin posibilidades de éxito de ser absorbidos, sin viabilidad para ese "Business Plan" que nos mintió tanto, sin esperanza. Los consejeros y los inversores no tenían intenciones de cubrir la posición que Mrs. Candy había dejado vacante. No tenían intención de continuar con todo esto. Tenían un moribundo y prolongarle la vida era un acto puro de yatrogenia, de encarnizamiento terapéutico. Había que aplicarle cuidados paliativos y proceder a su eutanasia.

No lo recuerdo, pero supongo que en algún momento (probablemente sobre febrero o marzo de 2002) los consejeros tomaron la gran decisión de cerrar el negocio. En algún momento, por tanto, se paralizó la actividad de JIT, se detuve el mecanismo de captación de esos pedidos que nunca llegaban en número suficiente. A partir de ese día acudíamos a nuestros puestos de trabajo para no hacer mucho más que divagar sobre nuestro futuro. Fueron momentos de incertidumbre, de duda, de reuniones casi conspiratorias sobre cómo iban las cosas. Mr. Bombo solía reunirnos a todos los que quedábamos y nos arengaba de alguna forma, nos animaba, o se dedicaba a hacer chistecitos estúpidos con los que intentaba resaltar su lado humano. Recuerdo algunos enfrentamientos personales con él, pero no voy a mencionarlos aquí, son demasiado desagradables.

No sé si algunos de los que leéis estas líneas habéis estado en una situación similar. Acudiendo al puesto de trabajo para no hacer nada, simplemente a la espera de que te digan algo, de que te despidan. Es una situación desagradable. No puedes hacer nada, aportar nada.

El tiempo pasaba. Un día Mr. Bombo, que ahora era el "boss", pidió a todos los empleados de JIT que elaborara su currículum vitae para disponer de todos ellos y procurar buscar salidas opcionales en la estructura de las empresas de los inversores de JIT. De esta forma se encontró una alternativa a no más de diez empleados de JIT, que acabaron integrados en las macroplantillas de dichas empresas. Otros directamente se buscaron trabajo por su cuenta y se despidieron. JIT agonizaba. No obstante, las nóminas se pagaban puntual y correctamente. Seguíamos conduciendo nuestro automóviles de empresa y recibiendo los beneficios fuera de nómina que teníamos asignados.

Yo, por mi parte, también inicié la ronda de “networking” habitual para realizar la prospección adecuada del mercado y comenzar a buscarme un hueco sucesorio en el mismo. Recibí varias ofertas. Todas ellas peor remuneradas que la que tenía en JIT (lo cual era lógico considerando que mi situación en JIT era un tanto privilegiada) y todas ellas suponiendo un incremento en la dedicación en horas de trabajo. Un paso atrás sin duda en mi huida planificada de la “jaula de oro”. Una de ellas me resultó interesante y atrayente, hasta el punto de valorar seriamente marcharme de JIT : me proponían ser Jefe de Desarrollo del departamento de Sistemas de un operador logístico conocido con vistas a sustituir al director de Sistemas que tenían en ese momento y para el que no veían un futuro prometedor (era la segunda vez que me proponían algo así y supongo que es algo muy habitual, entrar desde abajo del organigrama bajo un jefe que tiene los días contados y al que el que te contrata, que es el jefe de tu jefe, tiene previsto que sustituyas a medio plazo). Eso sí, el sueldo se reducía un tercio en el fijo y un 80% en el variable. Pero aún así era una posibilidad interesante que tuve muy en cuenta.

Estaba tranquilo, porque había echado un ojo al mercado y sabía que tenía posibilidades de encontrar un trabajo con relativa facilidad, aunque tuviera que renunciar a mis condiciones en JIT. Así que decidí esperar a ver qué me deparaba el futuro en JIT, ver hasta dónde se estiraba la cuerda. Si finalmente nos compraban, la posibilidad de integrarme en la plantilla del comprador era una opción igualmente interesante. Y, por encima de todo, tenía firmado por contrato un blindaje en caso de despido que me garantizaba el sueldo de un año. Así que decidí esperar.

JIT era ya un cadáver y había que liquidar el negocio. Hablamos más o menos de abril de 2002. Un día llegó Mr. Wolf. Tocó el timbre y le abrimos la puerta de JIT.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ufff, valla panorama.

Lo leo, levanto la cabeza, miro mi empresa actual (no diré nombres sólo que es una multinacional) y parece que lo calques...
Parece mentira que 9 años después muchas empresas no hallan aprendido.

Estoy ya impaciente para la próxima entrega.. pero tendré que armarme de paciencia...

Un saludo

Anónimo dijo...

Me estoy enganchando a tu historia. Que bien la cuentas.
Yo no he pasado por una situación similar, pero nunca se sabe.

Salu2

josepd dijo...

Mi única queja es que la publicación sea quincenal. Se me hace larga la espera! jeje es broma, por supuesto!
Un saludo

Yuki dijo...

Gracias por leer esta historia. Cada capítulo me lleva bastante tiempo prepararlo. No es como un blog normal donde das tu opinión sobre algún tema enlazando con otros blogs. Tengo que partir de un esquema, estructurarlo, tirar de mis recuerdos y contarlo. Luego revisar, repasar, publicar, meter los links...... En fin, que sólo puedo hacerlo quincenalmente.

Anónimo dijo...

No te disculpes, se nota todo el trabajo que hay detrás. Yo estoy mu agradecido de poder leerlo cada quince días o cuando tú decidas.
Gracias :-)

josepd dijo...

Ups, parece que no se ha entendido bien mi comentario... sólo quería notar que los capítulos son tan buenos que me podría tirar horas y horas leyendo sin parar. En ningún momento pretendía quejarme :S
Un saludo

Yuki dijo...

josepd, tranquilo que tu comentario es correcto y lo he entendido bien. El mío no es tanto una disculpa como una explicación del porqué de la frecuencia quincenal. Y Markos, muchas gracias. Me encanta que os guste.Así que aquí paz y después gloria. Un saludo a todos.