Este sí que va a ser un cliente para el que necesitaré varias entradas en el blog. En él estuve a lo largo de casi tres años ( desde marzo de 1995 hasta primeros de 1998 ), realizando numerosos proyectos, la mayor parte de los cuales formaban parte del mismo y gran proyecto en este cliente : apoyar su estrategia de cambio de un escenario de descentralización a uno de progresiva centralización. Luego llegaría una fusión empresarial, pero de esa historia yo pasé muy de lado, ya estaba saliendo de este cliente.
Este cliente era y es un “retailer” importante. Cuando llegué a él ya era grande, pero tuve la oportunidad de verlo crecer todavía y cada vez más. Esto se podía correlacionar con el número de personas consultores que comenzamos trabajando para él ( no más de 10 ) y el número que llegó a ser y sigue siendo ( no me quiero equivocar, pero fácilmente más de 100 ).
En este cliente me incorporé siendo ya Senior ( S1 ) y lo dejé siendo ya S4. Mis primeros proyectos suponían gestionar 3-4 personas en el equipo. Los últimos ya pasé a gestionar en torno a 20. Esto suponía una evolución importante en mis responsabilidades y funciones.
Como todo “retailer”, los sistemas de información estaban separados ( conceptual y técnicamente ) en central y tiendas. Yo llegué para ocuparme de desarrollar los primeros ( en los segundos ya había gente de AC trabajando, de hecho, eran sistemas de tienda desarrollados por AC ), que, al principio, eran de poca entidad, habida cuenta del modelo descentralizado de organización que aplicaba el cliente. Es decir, cada tienda, de alguna forma, era un reino ( de Taifas, claro ), el director de la tienda acumulaba poder y autonomía y mientras reportara buenos resultados a la Central, podía continuar reinando : cada tienda decidía el surtido, los precios de compra, los precios de venta, gestionaba su aprovisionamiento, todos los flujos logísticos, realizaba las compras directamente al proveedor, marcaba sus propias políticas de marketing, acciones comerciales y merchandising, etc... Teniendo en cuenta esto, las actividades centralizadas eran los Servicios Generales ( contabilidad, RR.HH, etc... ) y alguna actividad comercial que tradicionalmente se centralizaba ( por ejemplo el aprovisionamiento y el establecimiento de surtido en el sector textil ).
Pero llegó el momento en que todo esto cambió. La empresa decidió acometer una centralización progresiva de su actividad, para lo cual necesitaba redefinir sus procesos de negocio y adaptar o implantar los sistemas de información necesarios para dar soporte a todo ello. La centralización sería progresiva, poco a poco, como decía un compañero mío en este proyecto, Mr. Cid, “los indios se matan uno a uno”.
Por todo esto, en este cliente tuve la oportunidad de partir de cero en una idea y poco a poco comenzar a implantarla y además verla funcionar. Era como un niño que desde los pañales hasta que comienza a afeitarse está a tu cargo. Luego, cuando ya me fui, el niño ya era todo un adolescente que salía de marcha con sus amigos y llegaba de madrugada a casa los fines de semana. Hoy en día es un adulto maduro que sigue evolucionando. Con ello, una gran ventaja de estar tanto tiempo en el mismo cliente, es que me permitió hacer un recorrido metodológico completo desde al inicio al fin del desarrollo de una solución de negocio ( procesos de negocio, procedimientos, sistemas de información, comunicaciones, formación, atención a usuarios del sistema en marcha, arquitectura técnica necesaria, etc... ). Además, dicho recorrido lo hice varias veces.
Este cliente era y es un “retailer” importante. Cuando llegué a él ya era grande, pero tuve la oportunidad de verlo crecer todavía y cada vez más. Esto se podía correlacionar con el número de personas consultores que comenzamos trabajando para él ( no más de 10 ) y el número que llegó a ser y sigue siendo ( no me quiero equivocar, pero fácilmente más de 100 ).
En este cliente me incorporé siendo ya Senior ( S1 ) y lo dejé siendo ya S4. Mis primeros proyectos suponían gestionar 3-4 personas en el equipo. Los últimos ya pasé a gestionar en torno a 20. Esto suponía una evolución importante en mis responsabilidades y funciones.
Como todo “retailer”, los sistemas de información estaban separados ( conceptual y técnicamente ) en central y tiendas. Yo llegué para ocuparme de desarrollar los primeros ( en los segundos ya había gente de AC trabajando, de hecho, eran sistemas de tienda desarrollados por AC ), que, al principio, eran de poca entidad, habida cuenta del modelo descentralizado de organización que aplicaba el cliente. Es decir, cada tienda, de alguna forma, era un reino ( de Taifas, claro ), el director de la tienda acumulaba poder y autonomía y mientras reportara buenos resultados a la Central, podía continuar reinando : cada tienda decidía el surtido, los precios de compra, los precios de venta, gestionaba su aprovisionamiento, todos los flujos logísticos, realizaba las compras directamente al proveedor, marcaba sus propias políticas de marketing, acciones comerciales y merchandising, etc... Teniendo en cuenta esto, las actividades centralizadas eran los Servicios Generales ( contabilidad, RR.HH, etc... ) y alguna actividad comercial que tradicionalmente se centralizaba ( por ejemplo el aprovisionamiento y el establecimiento de surtido en el sector textil ).
Pero llegó el momento en que todo esto cambió. La empresa decidió acometer una centralización progresiva de su actividad, para lo cual necesitaba redefinir sus procesos de negocio y adaptar o implantar los sistemas de información necesarios para dar soporte a todo ello. La centralización sería progresiva, poco a poco, como decía un compañero mío en este proyecto, Mr. Cid, “los indios se matan uno a uno”.
Por todo esto, en este cliente tuve la oportunidad de partir de cero en una idea y poco a poco comenzar a implantarla y además verla funcionar. Era como un niño que desde los pañales hasta que comienza a afeitarse está a tu cargo. Luego, cuando ya me fui, el niño ya era todo un adolescente que salía de marcha con sus amigos y llegaba de madrugada a casa los fines de semana. Hoy en día es un adulto maduro que sigue evolucionando. Con ello, una gran ventaja de estar tanto tiempo en el mismo cliente, es que me permitió hacer un recorrido metodológico completo desde al inicio al fin del desarrollo de una solución de negocio ( procesos de negocio, procedimientos, sistemas de información, comunicaciones, formación, atención a usuarios del sistema en marcha, arquitectura técnica necesaria, etc... ). Además, dicho recorrido lo hice varias veces.
Cabe destacar que fue en este cliente donde mejoré notablemente mis conocimientos técnicos más allá de la pura programación, adentrándome un poco más en el detalle de arquitecturas técnicas, modelos cliente-servidor, conexión entre sistemas, comunicaciones, bases de datos relacionales, lenguajes 4GL, programación orientada a objetos, SQL, denormalización de bases de datos para extracción de información agregada ( sistemas DSS y EIS ), optimización de rendimiento de máquina, etc... No obstante, aunque todo suene bonito, todo fueron incursiones genéricas, para manejarse y saber de lo que se hablaba. Los expertos, los de verdad, cuando los necesitábamos, venían y nos ayudaban a la vez que nos enseñaban.
En cuanto al equipo de trabajo, en este cliente tenía como superiores a Mr. π y a Mr. Cr ( después de lo de la mina, volví a casa, como el hijo pródigo ). A mi cargo se incorporaron dos chicas analistas, que posteriormente continuarían trabajando conmigo todo el tiempo que estuve allí ( me fui y siguieron ). Una de ellas, Mrs. Minutito ( seudónimo con todo mi cariño, si ella lo lee lo entenderá perfectamente ). La otra, Mrs.R, tenía apellidos muy adecuados a este cliente. Ambas tenían perfiles técnicos de cara a complementar mi perfil más funcional. Con ellas dos conseguí sacar adelante todos los proyectos que hicimos. Había más gente, sí, más programadores, otros analistas, pero yo decía eso de NO-sin-ellas y supe retenerlas en mi equipo todo el tiempo que estuve en este cliente. Su valía, su capacidad, su compromiso y también el buen rollo que nos unía, eran razones suficientes para no dejarlas escapar. Ellas, a su vez, creo que estuvieron muy a gusto trabajando conmigo, a pesar de los picos de trabajo que tuvimos que compartir hasta altas horas de la madrugada, en ocasiones. Cuando nos juntamos y, como con la mili, hablamos de los “viejos tiempos”, lo recordamos todo con agrado, con risas y mucha complicidad. Son tiempos que ya nunca volverán y que ahora sólo perviven en nuestro recuerdo ( perdón por el punto metafísico-melancólico ).
Entre los tres y con la supervisión necesaria y valiosa de Mr. π íbamos a acometer el primer diseño del primer módulo de lo que sería el futuro y nuevo Sistema Central ( al cual se le dio un nombre que coincide con el de algo que hoy en día forma parte de nuestra comunicación. Es curioso, en aquella época también existía un sistema de información en las tiendas cuyo nombre coincidía con otro elemento clave en nuestra comunicación actual. Cosas de la vida ). Yo lo llamaré SC.
Con el tiempo, conforme se fueron añadiendo más módulos al SC, se fueron incorporando más personas al equipo, especialmente con funciones de análisis y programación. Llegó un momento en que se incorporó otro Senior, con los que la jefatura del proyecto pasó a ser bicéfala. Este senior fue un elemento fundamental en el cliente y con él logré trabajar en equipo con eficacia y solvencia, además de desarrollar una relación personal de amistad que recuerdo con mucho agrado. Era Mr. Cid ( ya mencionado en una entrada anterior ), que, otra casualidad más, el 7 de enero de 1992 se incorporaba a AC, al igual que yo, coincidiendo en el aula de formación donde recibiríamos nuestro primer curso en la empresa ( el Orientation y el SFC ). Tres años más tarde coincidiríamos en este cliente para trabajar juntos. Mr. Cid provenía de otro sector próximo al nuestro ( Retailing ), relacionado con la industria de fabricación de vehículos de transporte, pero fue “adoptado” para ser un chico de Distribución. Cuando yo salí de este cliente, Mr.Cid continuó a cargo de todo, asumiendo la mayor parte de los proyectos en curso en este cliente.
De alguna forma, la incorporación de un segundo Senior trajo al comienzo algunas susceptibilidades inevitables a nosotros dos ( si Mr. Cid lee estas líneas, creo que estará de acuerdo con ellas ). Al principio dos gallos en el gallinero se miden, se miran, se sopesan. No tienen muy claro si se trata de una pelea donde sólo uno puede ser ganador o si realmente es un tándem para reforzar la gestión del cliente y de los proyectos en curso. Poco nos costó convencernos de que era un tándem, que ninguno de los dos éramos especialmente competitivos y que podíamos ( y supimos hacerlo ) trabajar juntos. Al final recuerdo especialmente las conversaciones de café, las frases memorables de Mr. Cid que incorporó a la jerga del proyecto, las risas en momentos críticos de una implantación y el compartir preocupaciones y cuestiones incluso de tipo personal.
También para Mr. Cid tuvo que resultar algo difícil incorporarse como Senior a un equipo que ya llevaba tiempo rodando, con su Senior ( o sea, yo ) y los demás miembros de equipo perfectamente coordinados. Tuvo que llegar y saber abrirse un hueco en el equipo. Y lo supo hacer, sin duda.
Cuando años después yo dejé el cliente ( porque Mr. Cr me requería para el que sería mi quinto cliente ), Mr. Cid quedó a cargo de todo; pero, ni mucho menos, eso significó que un gallo venciera al otro, sino que ambos teníamos que seguir creciendo ( up-or-out ) y yo me iba a un nuevo cliente para ser Gerente, y Mr. Cid se quedaba asumiendo más responsabilidades para prepararse para serlo también.
Por otra parte, Mr. Cid aportó al cliente una visión que se complementaba con la mía, nuevos enfoques, una enorme capacidad para automatizar procesos con Excel ( ya hablaré del famoso TILAS ) y, probablemente, algo más de autodisciplina y método. Con el tiempo me contaron de ciertas dificultades personales y profesionales que tuvo Mr. Cid, creo que hoy ya superadas. No renuncio a volver a encontrarme con él, pero será cuestión de oportunidad y circunstancias, porque hace muchos años que perdimos el contacto directo. En cualquier caso y una vez más, espero que le vaya muy bien, porque, una vez más, se lo merece.
( Como podéis comprobar los que seguís esta historia, suelo hacer este tipo de comentarios hacia personas que trabajaron codo a codo conmigo. No es que todas los merezcan, sino que sólo menciono a los que se lo merecen, desde mi estricto punto de vista personal ).
Dada la envergadura de lo que hay que contar sobre este cliente, no tengo muy claro cómo estructurar la historia. Por una parte puedo continuar cronológicamente contando los distintos proyectos que se realizaron. Por otra parte están lo que vengo a llamar las “anécdotas del proyecto”. Pero contarlo por separado le haría perder unidad a la historia, así que quizá mejor contar ambas cosas en paralelo.
En cualquier caso, por la misma razón de envergadura en el tiempo y en el número de proyectos, voy a entrar poco en detalle sobre los mismos.
To be continued.
1 comentario:
espero con entusiasmo el capitulo 21 ya que los que estamos de lleno "peleandonos" con los clientes nos sentimos muy identificados (por lo menos yo así me siento).
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