viernes, 9 de mayo de 2008

Glosario de términos del consultor ( II )

"Casual" : término aplicable al estilo en el vestir cuando es informal ( vaqueros y camisa es correcto en este caso ). Cuando vas a trabajar los fines de semana vas de “casual”. Hay una variante denominada “smart casual” que es elegante pero informal, empleada cuando acudes a reuniones algo más elegantes pero que no requieren traje ( pantalón de pinzas y camisa más elegante va bien ). En EEUU pude observar cómo los americanos se movían en los extremos. Si iban con traje, iban impecables. Ahora, cuando tocaba casual en el Social Center por las noches aparecían desastrados ( gorra de béisbol, vaqueros rotos, camisetas subversivas, ... ).

Borrador sujeto a cambios. Pendiente de revisión. En la época en la que yo estuve allí, esto era un tema no menor. Cuando entregas un documento al cliente para discutir sobre él porque no está finalizado, es importante ponerle el sello con el texto anterior ( o uno similar o equivalente ). Normalmente no suele ocurrir nada, pero basta que no lo pongas para que surja un conflicto con el cliente, que tiene un documento en su mano donde se dice que el consultor va a hacer tal y tal cosa y, como no dice nada de “borrador sujeto a cambios y pendiente de revisión”, pues como si fuera un contrato. Recuerdo que en la oficina había sellos de caucho para plasmar este texto al menos en la portada del documento en cuestión ( si no en todas las hojas, como cuando se visan las hojas de un documento en el notario ).

Propuesta de Colaboración Profesional ( en adelante, PCP ) : herramienta clave de venta de todo buen consultor. Detectada una oportunidad en un cliente se presenta una propuesta para exponerla ante él y tratar de vender nuestros servicios. Hacer una buena propuesta, una PCP canónica y académica, no es nada fácil. Hay que tener visión de conjunto, creatividad, enfoque, etc... Ha de estar muy bien estructurada y, tal y como me enseñó Mr. Cr, ha de tener una línea argumental expositiva continuada, sin rupturas, sin giros bruscos, desde el principio hasta el final, donde desde el título hasta el punto último enlacen perfectamente formando un todo perfecto ( es decir, no vale con un recorta-y-pega normalmente ). En definitiva, algo complicado si lo quieres hacer bien. Hay que tener en cuenta que la PCP, caso de ser vendida, constituye un elemento contractual, por lo que lo que se diga en ella “va a misa” ( recuerdo varias ocasiones donde el cliente me sacaba la propuesta de un cajón para defender alcance, honorarios o cualquier otro aspecto ). En este sentido, mucho cuidado con los detalles y la letra pequeña, lo que se dice, lo que se quiere decir, lo que el cliente entiende, etc.... Los apartados típicos de una propuesta, según recuerdo así sobre la marcha incluían : Introducción, Objetivos, Antecedentes, Enfoque de colaboración profesional, Plan de Trabajo, Equipo de Trabajo, Producto Final, Factores Claves del Éxito, Beneficios o análisis coste-benficio y, por supuesto, Honorarios Profesionales. Suele incluir anexos, algunos el típico de Credenciales o Referencias de otros clientes, algún anexo de carácter jurídico en caso de propuestas más específicas ( “deals” de BPM u otros ), etc... En cualquier caso, el cuerpo de la propuesta ha de ser concreto, claro y lo más breve posible. Todo lo adicional no esencial en el cuerpo ha de ir a anexos ( para que se lea, pero en una segunda lectura ) con el fin de no confundir, no aburrir y centrar las ideas ante el cliente. En fin, sobre cómo elaborar una PCP se podría escribir casi un tratado y, desde luego, no es tarea menor lo de la PCP. Por ejemplo, el Objetivo ha de ser uno y principal y no una lista de deseos y buenas intenciones en vez de objetivos ( otra cosa es que se desglose estructuradamente en objetivos secundarios ). O también aportar un enfoque original en los Honorarios ( “billing” ), si es posible, como aplicar un “Value billing” ( por cierto, interesante web ésta de Marcus Letter ). Y, por supuesto, nada de escribir El Quijote en una PCP, sino mensajes breves, directos, muy expositivos y con profusión de gráficos y dibujos que aporten contenido. Etc., etc., etc.

Informe de Progreso : otra herramienta clave del consultor. Enfocado a realizar un seguimiento controlado y consensuado con el cliente sobre el avance del proyecto en curso. Debe ser sencillo y bien estructurado ( si lo complicamos o engrosamos, la reunión con el cliente se alargará “hasta el infinito y más allá” ). Incluye puntos típicos como : Objetivo y periodo de revisión, Trabajo realizado en el periodo, Plan de trabajo para el próximo periodo y Puntos abiertos. Puede incluir anexos si se requiere. Con este documento se conduce una reunión con el cliente para revisar el avance del proyecto, identificar y exponer problemas y puntos abiertos y dar solución a pequeñas contingencias que van surgiendo y tomar decisiones oportunas al respecto. La reunión de progreso es un momento clave que se repite a lo largo de cada proyecto ( cada dos o cuatro semanas habitualmente ) y que ayuda a mantener satisfecho al cliente, asegurarse de que lo que se está realizando es lo esperado, delimitar el alcance real del proyecto tratando de dejar claro lo que se va a hacer y lo que no se va a hacer, consensuar pequeños cambios y variaciones sobre tareas, alcance, equipo, infraestructura, etc....

Plan de trabajo y programa de trabajo : Cuando se realiza la PCP, normalmente incluye un Plan de Trabajo con las tareas principales que hay que realizar en el proyecto. Una vez ya en marcha e iniciado el mismo, lo primero que hay que hacer es un Programa de Trabajo, que no es más que un desglose detallado del Plan de Trabajo incluyendo responsables, fecha de inicio, fecha final, grado de avance, etc... Para detallar estas tareas se podía recurrir a la biblia de la metodología ( el Method/1 ) que solía incluir programas de trabajo tipo en función de la especificidad del proyecto o bien se recurría a la creatividad y sentido común del Jefe de Equipo ( que solía ser el responsable de elaborar este Programa de Trabajo ) o Senior para detallar las tareas que había que realizar. Este Plan de Trabajo ha de ser el mismo a lo largo de todo el proyecto y suele ser el que se incluye en los informes de progreso para detallar los grados de avance y demás, por lo que ha de procurarse que sea completo y lo más exacto posible desde el inicio del proyecto ( si bien puede adaptarse al devenir del mismo ). Hablando de esto me viene a la mente que los nombres y apellidos de los compañeros y miembros de los equipos de trabajo te los aprendías por las iniciales de los mismos en los programas de trabajo, cual regla nemotécnica. Yo recuerdo muchos todavía : EGP, RGH, RCM, PB, JMR, ML, TA, JMF, FA, SC, JAB, JB, AG, AM, JAM, BB, RE, MRB, JPM, IF, JLL, DG, REM, AF, JPB, SM, AO, JML, etc... ( Los que estuvieron allí pueden jugar a identificar iniciales, pero ya sabéis, “discretio, sancta virtus” ).

"To-do" ( pronúnciese /tudú/) : ¿Qué sería de mi día a día sin mi "to-do" de turno? De hecho, si lo pierdo, me estreso y la neurosis me repite al oído si se me estará olvidando algo importante. El "to-do" no es más que una lista de tareas pendientes a realizar en el corto plazo. No es un invento ni algo muy original. Lo importante del to-do es la estructuración mental que te aporta y la obligación que te impone de revisar lo que hay que hacer y con qué prioridad, para no divagar y no olvidar lo importante. De alguna forma es una forma de luchar contra ese gran enemigo del consultor que es la “procrastination”, o sea, dejar para otro momento lo que se puede o se debe hacer ahora para, cuando menos acuerdas, llegar tarde a hacerlo generándote mucho estrés y ansiedad por ello. Sabemos que hay que comenzar una tarea, pero por alguna extraña razón la vamos relegando.

Así que, todo buen consultor, los primeros diez minutos de su jornada laboral, los dedica a revisar y completar su "to-do", sobre el típico “memo pad” o bloc de notas, manuscrito y lleno de tics para indicar tarea completada y símbolos para indicar prioridad. Al final de la jornada lo vuelve a revisar y ve cómo ha avanzado y añade, si han surgido, nuevos puntos al "to-do". Ahora ya no se llevarán tanto los "to-do" manuscritos en papel ( yo los sigo haciendo así ) y se tirará más de Palm, Blackberry, PDA, Outlook o cualquier otro engendro tecnológico que nos aleja de los románticos "to-do" de antes.

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